Embarazos confinados: las futuras madres redujeron un 30% su actividad física y caminaron un 60% menos.
La investigación se ha realizado a través de una
encuesta transversal basada en Internet que se difundió entre las mujeres
embarazadas a través de parteras y ginecólogos que atienden pacientes en
Valencia. Los participantes recibieron un enlace de Internet a la encuesta
creada con la aplicación Google Forms. Los datos se recogieron entre el 18 y el
31 de mayo (última quincena de encierro estricto en España), tras dos meses de
encierro previo. Los criterios de inclusión fueron mujeres embarazadas mayores
de 18 años que se encontraran en el segundo o tercer trimestre de su embarazo.
Gemma Biviá-Roig, del Departamento de Fisioterapia
de la Universidad CEU-Cardenal Herrera de Valencia, coautora del estudio,
apunta que “actualmente se sabe que la falta de ejercicio durante el embarazo
puede afectar negativamente a la salud materna y fetal, y suponer una merma en
su calidad de vida. Por este motivo, la OMS y las guías clínicas para el
embarazo recomiendan su práctica regular durante este período”. Bibiá-Roig
expone que los resultados del estudio “mostraron una disminución del 30% del
ejercicio moderado y de un 60% en el tiempo destinado a caminar durante el confinamiento,
así como un incremento en los niveles de ansiedad respecto a la situación
previa”.
Los resultados finales de la investigación han
demostrado que durante el confinamiento el nivel de actividad física vigorosa y
moderada desarrollada por las mujeres embarazadas disminuyó, así como el tiempo
que invertían en caminar, duplicándose el número de horas que pasaban sentadas.
Los principales obstáculos para la participación en la actividad física
reportados por estas mujeres fueron la falta de espacio, la fatiga causada por
el embarazo y no considerar el ejercicio como una prioridad. Finalmente, el
54,2% de las participantes no pudo continuar o iniciar su preparación para el
parto, mientras que el 24,4% de las encuestadas participó en clases de preparación
perinatal online.
Juan Vidal Peláez, jefe de la Unidad de la Mujer
del Hospital
Ruber Internacional, considera que el confinamiento ha afectado a
toda la población, pero a las mujeres embarazadas en mayor grado, debido a que
“la gestación conlleva una serie de cambios psíquicos, con mayor preocupación y
miedo a que todo salga bien durante el parto y que el recién nacido nazca
perfectamente y estos problemas se ven aumentados por el confinamiento y el temor
a contraer el virus”.
La falta de actividad física durante la gestación
provoca efectos en la calidad de vida de la embarazada y del feto. María
Perales Santaella, -doctora en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y
directora del Departamento de
Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Camilo José
Cela, e investigadora en el Instituto de
Investigación I+12, del Hospital Universitario 12 de Octubre, sobre
ejercicio y embarazo-, asegura que la calidad de vida de la mujer durante su
gestación “está relacionada con su estado de salud físico (dolores, molestias,
malestar, fatiga, falta de energía, movilidad), su salud mental (ansiedad,
estrés, depresión, mal humor, irritabilidad), y su salud social (relaciones con
los demás). Teniendo en cuenta que la salud materna y fetal están íntimamente
relacionadas, las alteraciones mentales maternas no sólo afectan al bienestar
de la mujer, sino que pueden repercutir negativamente sobre la salud fetal
incrementando el riesgo de que nazca con un peso inadecuado (<2.500g o
>4.000 g), que nazca mediante cesárea o parto instrumental, e incluso de
manera prematura (<37 semanas) o con restricción del crecimiento
intrauterino, debido a las alteraciones de flujo de sangre uterina que
ocasionan”. María Perales Santaella agrega que, además, “estas alternaciones en
el nacimiento han demostrado aumentar significativamente el riesgo de
enfermedades principalmente cardio-metabólicas y respiratorias en el recién
nacido, e influir negativamente en el desarrollo cognitivo, social y emocional
de los descendientes durante los primeros meses de vida”.
Efectos colaterales asociados a la
falta de ejercicio físico durante la gestación
Para evitar todos estos efectos colaterales
asociados a la falta de ejercicio físico durante la gestación, es importante
que la mujer embarazada se mantenga activa especialmente antes de la semana 20
de embarazo y hasta el final, y sobre todo en aquellas mujeres que no eran
activas antes del embarazo. María Perales Santaella mantiene que “uno de los
principales riesgos del sedentarismo en el embarazo es el aumento excesivo de
peso materno, que lejos de ser una preocupación estética, a nivel científico ha
demostrado ser un factor decisivo en la transmisión intergeneracional de la
obesidad y múltiples enfermedades principalmente cardio-metabólicas. El incremento
de peso también es determinante en la aparición de la incontinencia urinaria”.
Asimismo, continúa María Perales Santaella, “este aumento de peso suele estar
asociado con una mayor retención del mismo durante el periodo de postparto.
Además, si no recupera su peso pregestacional en los siguientes 6 meses tras el
parto existe mayor riesgo de obesidad a largo plazo y de enfermedades
cardiacas, metabólicas, osteoporosis e incluso cáncer. Tanto es así que el
embarazo se considera un periodo ventana que puede dar origen a muchas
enfermedades, y lo mismo ocurre con el recién nacido”. “Afortunadamente,
sabemos que estás pueden ser prevenibles a través del ejercicio físico
supervisado. El confinamiento en el momento del parto puede afectar también de
manera significativa sobre la tercera dimensión de la calidad de vida, la salud
social de la mujer, limitando la posibilidad de compartir la llegada del bebé
con sus seres más queridos, lo que en muchos casos puede deteriorar también su
salud mental”, agrega esta doctora en Ciencias de la Actividad Física y del
Deporte.
La falta de actividad física de la gestante puede
provocar diferentes efectos tanto en la embarazada como en el momento del
parto. María Perales Santaella manifiesta que “un estilo de vida sedentario durante
el embarazo (<150 minutos semanales de ejercicio físico a intensidad
moderada; <10.000 pasos al día) está asociado con un mayor riesgo de
diabetes gestacional, que se asocia con complicaciones en el parto -cesárea,
macrosomía fetal (peso de nacimiento ≥ cuatro kilogramos asociado con un mayor
riesgo de obesidad en la edad adulta del bebé), diabetes mellitus en el recién
nacido, e incluso trastornos del desarrollo como autismo-”.
El sedentarismo en este periodo también está
asociado con complicaciones cardio-metabólicas, aumento de la presión arterial
en ambos, y de los triglicéridos y colesterol en sangre, y puede afectar
negativamente al entorno intrauterino y desarrollo fetal. “Todos estos riesgos
se complican aún más si además de ser sedentaria la mujer presenta otros
factores de riesgo como tener un alto índice de masa corporal pregestacional
(≥25 kg/m2) correspondiente con las categorías de sobrepeso y obesidad, es
mayor de 35 años, ha tenido una ganancia de peso excesiva durante el embarazo,
o presenta alguna enfermedad previa”, dice esta investigadora.
Los riesgos de la falta de actividad física también
están presentes en el momento de parto. María Perales Santaella dice que
“existen estudios previos que han demostrado que las mujeres sedentarias tienen
limitaciones en la intensidad y duración de los esfuerzos durante la expulsión
del bebé. Esta limitación ocasiona una mayor tensión en el sistema
cardiovascular materno exponiéndola a un mayor riesgo de enfermedades cardiacas
después del parto. Esta situación es especialmente complicada en partos
prolongados, que son más frecuentes en mujeres primerizas. Tener una mayor
condición física está relacionada con partos significativamente más cortos, lo
que también conlleva menos riesgos para ambos”.
Finalmente, la directora del Departamento de
Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en la Universidad Camilo José
Cela, concluye que “más allá de estas consecuencias para la salud, la capacidad
muscular de una mujer sedentaria es inferior a la de una mujer físicamente
activa a la hora de afrontar el parto y recuperarse tras él”.
Diario El País
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