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¿Qué hacemos con la mano de obra haitiana?

Por: Xavier Carrasco 


El reciente informe del Consejo Económico y Social (CES) ha reabierto una pregunta que muchos prefieren ignorar: si de verdad queremos que los sectores agropecuarios, la construcción y el turismo de la República Dominicana sigan operando con eficacia, no podemos negar la realidad de que dependemos en buena medida de la mano de obra haitiana. Negar esto no hace que el problema desaparezca; lo empeora, pues deja el camino libre tanto para la informalidad, como para la explotación, los abusos laborales y el deterioro de condiciones que afectan tanto al trabajador como al sector productivo.

En 2017, de los aproximadamente 4,37 millones de personas ocupadas en RD, unos 417.104 eran inmigrantes; de éstos, 331.648 nacidos en Haití, lo que representa cerca del 7,6 % de la fuerza laboral residente. 

En los sectores de agricultura y ganadería, el aporte de trabajadores nacidos en Haití es enorme, de los 428.220 empleados agrícolas, 111.867 son haitianos, lo que equivale a un 26,1 % del personal en ese sector. 

En construcción, los haitianos constituyen también una parte sustancial de los trabajadores extranjeros. En 2017, 98,5 % de los extranjeros que laboran en la construcción lo hacen siendo haitianos. 

Estos datos muestran claramente que, sin la fuerza laboral de origen haitiano, muchos proyectos agrícolas, obras de infraestructura y actividades turísticas lo tendrían mucho más difícil, o directamente serían inviables.

Pero esta dependencia ha venido acompañada de un conjunto de problemas graves, ilegalidad, informalidad laboral, falta de seguridad social, condiciones de vivienda y transporte inadecuadas, riesgo de abuso, discriminación, e incertidumbre jurídica tanto para el trabajador como para el empresario.

Además, existe el riesgo de que, al mantenerse la situación irregular para muchos, se genere una competencia espuria entre quienes sí están legalizados y quienes no, lo que puede erosionar los derechos laborales, salarios, beneficios básicos como seguro médico, vacaciones, etc.

Para que una política que integre mano de obra haitiana sea humana, sostenible, respetuosa con la soberanía nacional y eficaz, mi propuesta seria que el CES considere las siguientes medidas:

Definir claramente los mecanismos de contratación laboral pactados con Haití, mediante convenios binacionales que incluyan cláusulas sobre seguridad social, jornadas, salarios mínimos, desplazamientos, alojamiento y transporte.

Registrar y regularizar a quienes ya trabajan en el país, abrir vías legales accesibles para que trabajadores haitianos que sean contratados legalmente cuenten con permisos de trabajo, identificación, acceso a salud básica, y protección frente al abuso.

Fomentar transparencia en los contratos laborales, haciendo obligatorios los contratos escritos al menos para ciertos sectores de riesgo como construcción y agropecuaria, con supervisión de organismos estatales o de los sindicatos.

Inspección laboral y sanciones fuertes para quienes empleen trabajadores extranjeros sin cumplir la ley; esto para evitar que empresarios se beneficien injustamente de la irregularidad.

Permitir que trabajadores haitianos entren al país con permisos específicos temporales cuando la demanda lo requiera (por ejemplo en cosechas), bajo condiciones claras, acompañadas de su regreso previsto.

Incluir trabajadores afectados, representantes haitianos, empresarios locales, sindicatos y autoridades migratorias, para que las políticas diseñadas no sean imposiciones, sino acuerdos con respaldo social.

No se trata de debate entre xenofobia o solidaridad se trata de reconocer que somos interdependientes, económica y socialmente. Si pretendemos construir un país más justo, productivo y soberano, no podemos despreciar los derechos de quienes contribuyen a menudo bajo condiciones adversas al progreso nacional. Y si vamos a contar con la mano de obra haitiana, debe ser bajo reglas claras, justicia para todos, dignidad para los trabajadores y responsabilidad para el Estado y los empleadores.

“Una nación fuerte no es la que excluye, sino la que integra bajo la ley; porque solo quienes cultivan con justicia pueden cosechar dignidad.”

 ¿Qué hacemos con la mano de obra haitiana?
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