La Glorieta del Parque Central: Un Peligro Público en el Corazón de Barahona
Por: Angel González
La glorieta del parque central una vez fue orgullo de la *Ciudad*, hoy representa un peligro público para todos los ciudadanos que visitamos este histórico lugar. Su estado actual es deplorable: sucio, con iluminación deficiente y un techo que se desmorona lentamente. Este deterioro no solo es un riesgo para la seguridad de los visitantes, sino también una triste representación del abandono de nuestro patrimonio.
Además, las condiciones generales del Parque Central también dejan mucho que desear. Por las noches, el parque se convierte en un lugar inseguro debido a la falta de iluminación adecuada y la ausencia de vigilancia policial. La oscuridad reinante y la falta de mantenimiento hacen que sea casi imposible disfrutar de un ambiente sano y seguro para la recreación familiar.
Es crucial que las autoridades municipales tomen medidas inmediatas para restaurar la glorieta y mejorar las condiciones del Parque Central. Este espacio no solo es un símbolo histórico de Barahona, sino también un punto de encuentro vital para la comunidad. Recuperar este espacio no solo mejorará la seguridad y la estética del parque, sino que también reforzará el sentido de identidad y orgullo entre los ciudadanos.
La comunidad de Barahona merece un Parque Central que sea seguro, limpio y bien mantenido, un lugar donde las familias puedan disfrutar sin preocupaciones y donde la historia de nuestra ciudad sea honrada y preservada. Es hora de que nuestras autoridades actúen y devuelvan a la glorieta y al parque su antigua gloria.
Cabe resaltar que la historia de la primera glorieta de Barahona se remonta a finales del siglo XIX, cuando las autoridades locales se esforzaron por promover el desarrollo de la ciudad alrededor del Parque Central. Con esta visión, en la Sesión de la Sala Capitular del 27 de diciembre de 1893, el Tesorero Municipal, Santiago Peguero, solicitó autorización al Ayuntamiento para “ir aglomerando piedras y otros materiales en la plaza para formar una glorieta”. Su propuesta fue aceptada y así nació un símbolo de progreso y encuentro comunitario.
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