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El hombre perdió la cabeza.


Guarionex Rosa
Santo Domingo, RD

Con su reputación en las cuatro esquinas, las revelaciones que hacen los fiscales que persiguen la corrupción respecto a los manejos del ex procurador, Jean Alain Rodríguez, no parece que sea magia mediática o que las graderías quieran sangre. El hombre perdió la cabeza.

Los hallazgos de la  Procuraduría de lucha contra la corrupción, PEPCA, son tantos como recibir y distraer fondos, derivarlos a un pequeño grupo político que apoyaría las intenciones del ex magistrado Rodríguez, colocan la Operación Medusa como lo peor.

La red de corrupción que habría estafado al Estado con más de 6,000 millones de pesos, desdice mucho de la aparente buena formalidad que tenía el doctor Rodríguez, que en el fondo, aspiraba a ser un candidato a la Presidencia por su partido.

En el último tramo de su ejercicio en la Procuraduría, recibí en casa una llamada de una persona que se identificó como Julieta Tejeda y quien  me habló en nombre del magistrado procurador para concertar una reunión con su jefe de Gabinete de apellido Canó.

Rechacé con amabilidad su sugerencia por la falta de tiempo y porque saldría en breve al exterior.

La realidad era que no me agradaba juntarme con personas desconocidas con las cuales no tenía nada pendiente. Ahora veo el nombre de Canó en el escándalo Medusa.

Las madejas de Medusa y las otras marinas, le vienen como anillo al dedo al régimen del presidente Abinader aunque, como el  gobernante ha dicho, su régimen no tiene nada que ver con la persecución que ha montado la PEPCA y sus magistrados Germán, Reynoso y Camacho.

Lo que dicen es que con el procurador Rodríguez operaba una red criminal que recibía sobornos, distraía fondos, creó nóminas ficticias, destruyó evidencias, quemó documentos oficiales, adulteró fechas y funcionó como un centro de almacenaje de ron para agitadores.

Es decir que detrás de un político al cual se le veía tan limpio y compuesto como el procurador, hijo de diplomáticos y bien educado, moraba uno más del llamado “bestiario”, que el usuario del término, el doctor Andrés L. Mateo, lo acusó sin piedad cuando aparentaba un santo.

Uno de los señalados como cómplices  en la operación, Miguel José Moya recibió 20 millones de pesos para impartir una serie de talleres al sistema penitenciario que no llevó a cabo. Moya fue contratado por Canó, al parecer jefe de Gabinete del ex procurador.

Los partidarios de Rodríguez no han tenido mucho de dónde agarrarse. El abogado y dirigente del PLD, José Dantés Díaz dice que el gobierno del presidente Abinader tapa sus escándalos persiguiendo a los contrarios. Lo que parece es que el régimen sigue adelante.


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