Por eso me opongo a la pena de muerte: Cuatro años después de la ejecución de un hombre por asesinato encuentran ADN de otra persona en el arma homicida.
De acuerdo con el Proyecto Inocencia (Innocence Project) —una organización que representa a los condenados injustamente en EE.UU.—, ADN desconocido fue recuperado del mango del bate de madera ensangrentado con el que Reese habría sido golpeada antes de morir. También se descubrió ADN en una camisa blanca ensangrentada envuelta alrededor del arma, que parece ser de la misma persona. Estas nuevas pruebas fueron analizadas tras una solicitud de esa organización el año pasado, en uno de los pocos casos en los que se han buscado pruebas de ADN para demostrar la inocencia de un condenado luego de su ejecución.
Desde Proyecto Inocencia reconocen que los resultados son "incompletos y parciales", pero confían en que abrirán la puerta a futuros hallazgos. Pese a que no se encontraron coincidencias para el perfil genético descubierto en una base de datos nacional de ADN, ahora las muestras hacen parte de ella. "Nos alegra que haya nueva evidencia en esa base y mantenemos la esperanza de que se descubra más información en el futuro", dijo la hermana del acusado.
Entretanto, el gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, dijo que esta nueva evidencia "no es concluyente". También defendió la decisión de ejecutar a Lee, argumentando que el jurado lo declaró culpable "basándose en la información que tenían" y que fue su deber "hacer cumplir la ley".
¿Inocente?
Ledell Lee fue condenado a la pena capital en octubre de 1995 en el condado de Pulaski (Arkansas) y siempre mantuvo su inocencia. Sus abogados apelaron hasta el final, cuando recibió la inyección letal el 21 de abril de 2017. Nina Morrison, una de sus letradas, precisó poco después de su muerte que nunca se realizó una prueba de ADN del condenado, que "podría haber resultado inocente". "Nadie debe ser ejecutado cuando queda la posibilidad de que sea inocente", lamentó entonces.
Debra Reese fue encontrada muerta en el dormitorio de su domicilio en Jacksonville con signos de haber sido apaleada 36 veces. La Policía arrestó poco después a Lee, al que un vecino aseguró haber visto entrar y salir de la casa ese día. Una huella de zapato y sangre encontrada en sus zapatillas reforzó su culpabilidad y fue condenado en gran parte por el testimonio de un testigo presencial en 1995. La defensa alegó evidencias defectuosas e irregularidades en el proceso y un letrado a cargo de la apelación reconoció tener problemas de abuso de sustancias, así como la falta de recursos para una defensa adecuada.
El reo se convirtió en el primer condenado ejecutado en Arkansas desde 2005, hecho que también suscitó controversia en EE.UU. tras divulgarse informes de que ese estado estaba reiniciando su programa de ejecuciones solo porque los preparados que se emplean para las inyecciones letales estaban caducando. Tras la muerte de Lee, y en solo ocho días, el estado sometió al fármaco mortal a tres personas más, lo que acrecentó las sospechas.
Rt
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