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Sobreviviente de bebida adulterada: “Esto es como un fuego que te entra en el cuerpo”


Este jueves, en Engombe se hacían los preparativos para velar a otro de sus residentes, muerto a causa de la ingesta de bebida alcohólica adulterada.

Los familiares de Gilbert Rafael Gomera, de 32 años, aguardaban en su hogar hasta que las autoridades de patología terminen con los exámenes del cuerpo para proceder a su entierro.

Gilbert es uno más de las al menos cinco personas fallecidas desde el domingo pasado hasta la fecha en este sector del municipio Santo Domingo Oeste, al que las autoridades de Salud Pública señalan como de los más afectados por la venta y consumo de clerén adulterado y de un preparado frozen conocido como Monday’s. Señalan que la bebida contiene metanol, un producto tóxico que se usa en la elaboración de combustible.

En menos de una semana, la venta ilegal y consumo de esos productos ha causado la muerte de más de 30 personas. El miércoles, Salud Pública informó de 26 fallecidos y 90 intoxicados, pero para este jueves se cuentan al menos nueve muertes más.

Ayer se informó la muerte de 13 personas en Santiago, Espaillat y Valverde, en la región Cibao.

Diario Libre supo de unos cuatro nuevos fallecimientos registrado ayer en Engombe, que el miércoles, contaba siete casos, pero solo uno fue confirmado.

En la mayoría de los casos, la muerte les llegó a las víctimas camuflada de una refrescante bebida helada y con sabor a frutas que se conoce como Monday’s, aunque otros, como Gilbert, tomaron un clerén adulterado cuya venta, aunque clandestina, es conocida por todos.

Los familiares de Gilbert, residente en el sector las Palmeras, de Engombe, mencionan unos tres lugares distintos donde se vende alcohol adulterado y también los nombres de las personas que manejan ese negocio.

En la pequeña vivienda, el dolor por la muerte se expresa un reclamo de justicia. La familia se queja de que las autoridades saben dónde venden y que no hacen nada para evitarlo, que no persiguen a los responsables. Mencionan un lugar en el barrio La Altagracia, donde un señor que compra hierro, también vende clerén a puerta cerrada, a precios que van desde los 50 pesos. Señalan otro punto en Pintura y en otro lugar que identifican como La Cañada.

“El Gobierno no hace lo que tiene que hacer, porque no les da su gana, porque ellos son cómplices”, comenta molesto el padre de Gilbert.

A su vez, Ana Dilcia Zabala, la madre, llora al mayor de sus cuatro hijos, mientras recuerda que el pasado martes pasó cerca de su casa cargando una pequeña botella de clerén y, a través del más pequeño de los hermanos, le mandó a pedir la bendición. “Hay que ponerle un pare a ese alcohol, porque son muchos los muertos ya que ha provocado. Son muchas familias que estamos con dolor. Muchas familias descompletas ya por ese romo, que se está comiendo a todos, sin importar género ni edad y que lo están vendiendo en todas las esquinas”, dice la señora.

Otro joven, que no se quiso identificar, pero que compartía con Gilbert el oficio de limpiavidrios, narra que el pasado sábado estuvieron juntos tomando clerén y que, el efecto del producto que le ponen a la bebida es tan fuerte que sintió que era fuego lo que le entraba al cuerpo, mientras lo tomaba. 

Su desasosiego era tal, que salió corriendo desesperado y se lanzó por una barranca, donde familiares le rescataron y tuvieron que amarrarle para que no se hiciera daño.

En el barrio conocido como Los Sanjuaneros,donde en una misma calle murieron cuatro conocidos por ingesta de alcohol, se replican los reclamos de justicia. “No nos vamos a detener hasta que busquen a ese asesino, porque alguien que le vende esa bebida de esa forma, que la beben hasta niños, es un monstruo, asesino", exclama Nancy Otañe, madre de Ariel Montero, de 32 años, víctima del Monday´s.

El joven, igual que una tía que falleció, estuvieron compartiendo en la acera frente a su casa de unos tragos que le compraban a otro de sus vecinos identificado como Darwin. Nancy, que probó la bebida, dice que se trataba de un jugo al que casi no se le sentía el contenido de alcohol.

Era Sábado Santo, así que muchos se sentaron en la acera a tomar, incluido el propio vendedor que resultó intoxicado junto a su esposa y una de sus hermanas, todos permanecen ingresados aún.

También otros cuatro primos de Ariel que debieron ser ingresados de emergencia y se mantienen en observación médica.

Los comentarios entre los residentes indican que Darwin compraba a 85 pesos la bebida que luego les vendía a 125 a sus vecinos, quienes ahora le exculpan de responsabilidad por entender que solo intentaba ganar unos pesos y que no sabía que eso podría causar el mal que hizo.

Mientras describen algunos de los síntomas, incluidas sensación de resaca, dolor de cabeza, ceguera y un intenso calor que les obligaba a quitarse la ropa, los parientes de los afectados insisten en que eso no debe seguir y que el Gobierno haga algo.

“Estoy tratando de que esto no siga pasando para que nadie más viva momentos como este que me ha tocado”, expresa con poco ánimo Arístides Montero, el padre de Ariel. Él cargó a su hijo para poder llevarlo al médico cuando lo vio desesperado y apenas unos diez minutos de haber llegado a la emergencia le informaron que había fallecido. Ahí se enteró también de que su hermana Dilsa Montero, que falleció horas después, estaba afectada, lo mismo que sus cuatro sobrinos.

Salud Pública reportó 38 personas intoxicadas en Engombe, 28 de ellos fueron atendidos en el hospital de la comunidad que lleva su mismo nombre. Ramón Núñez, director del centro de salud, informó que, a la fecha, solo queda una persona ingresada en condiciones estables.


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