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Agustín Laje: El aborto es un genocidio silencioso.


La creación de un eficien­te sistema de adopción y políticas pú­blicas en favor de las mu­jeres es la respuesta que el escritor, periodista y po­litólogo argentino Agus­tín Laje entiende debe dar el Estado a las víctimas de violación sexual que no quieran o no puedan tener a su hijo por los traumas sicológicos que les generó ese embarazo.

Cree que hay más pare­jas solicitando que niños en calidad de ser adopta­dos, lo cual atribuye a la burocracia y largos proce­dimientos que se emplean.

Observa que en algunos casos se desea asumir a un bebé, no a un adulto, pero por lo extenso de los pro­cesos de adopción, cuando se le aprueba a la pareja, se desmotiva, porque ya el niño creció.

Propugna porque los gobiernos desarrollen po­líticas públicas en favor de las mujeres para contener la idea del aborto como la única opción, citando en­tre las acciones principales a implementar las ayudas sicológicas, económicas y alimenticias.

Su convicción es que a la mujer siempre hay que darle una alternativa para que nunca piense en aca­bar con la vida de la criatu­ra que lleva en el vientre. La más eficiente, sostiene, es tener buenos sistemas de adopción.

El problema de nuestra sociedad es que tenemos gobiernos que a las parejas les hacen esperar hasta 10 años para darles una cria­tura, porque son burocrá­ticos, son lentos”, señala.

Laje expuso su posición sobre el aborto durante el Desayuno de Listín Diario, en el que respondió inquie­tudes del director Miguel Franjul; el subdirector Fa­bio Cabral, y las periodis­tas Saiury Calcaño y Wanda Méndez. Estuvo acompaña­do de Damaris Patrocinio, del Foro Mujeres Pro Vida, y César Curiel de Moya, del movimiento Cursillos de Cristiandad.

Un problema social

Insiste en que el Estado de­be implementar políticas reales, que concedan con­diciones dignas a una mu­jer, se le enseñe a respetar su cuerpo, a tener una edu­cación y disponer de los re­cursos económicos necesa­rios para que pueda llevar adelante a una familia.

Laje visualiza que la so­ciedad se quiere sacar el problema de la forma más simple, que en su opinión, es acabando con la vida de la criatura.

En su criterio, el aborto es un fracaso social que ge­nera consecuencias físicas y psicológicas.

Plantea se deben identi­ficar las condiciones socia­les, económicas, culturales y familiares que llevan a la mujer a abortar. Cuestiona que ahí es donde el Estado no quiere aparecer.

Piensa que con la legali­zación del aborto aumenta­rán esos procedimientos, y que las tres causales que se reclaman para exonerar de penas en República Domini­cana constituyen una puer­ta que produce otros efectos negativos.

Ubica a la mujer que se practica un aborto como una víctima, por lo cual no la condena porque lo haga. Tampoco cree que se tra­te de un hecho que se deba festejar.

“La mujer que se ha he­cho un aborto es una víc­tima también. Lo que pa­sa que el aborto no es algo festivo, no es algo que sea digno de ser celebrado”, subrayó.

Violaciones sexuales

Defiende la vida en todos los casos, pero cuando po­ne en la balanza la de la mujer y la de un violador sexual, se inclina hacia la de la madre. “Me preocu­pa más la niña violada que la castración de un viola­dor”, dice.

Considera que la vio­lación sexual es una falla del Estado, que no ha po­dido cumplir con garan­tizar la seguridad de esa ciudadana.

Recalca que el papel del Estado es discutir seria­mente políticas públicas y penales graves que puedan controlar ese delito.

Propone realizar un trabajo de campo socio­lógico y social que mo­nitoree la situación dis­funcional de las familias donde esos casos se pue­dan producir.

Sugiere que si la víctima quedó embarazada, el Esta­do debe sacarla del entorno de su agresor, darle seguri­dad física, atención médica y psicológica, y ayuda eco­nómica.

También, la posibili­dad de que cuando naz­ca la criatura, sea separa­da de inmediato y llevada a una familia que la quiera adoptar.

Madre en riesgo 

Está de acuerdo con la exo­neración del médico de res­ponsabilidad penal cuando la vida de la madre esté en riesgo.

“Hay una causal que puede ser válida para no penalizar al médico, cuando el aborto termina siendo una realidad insu­perable, cuando la mu­jer está por morir, cuan­do hay riesgo de la vida de la madre, ahí apare­ce una figura que no hay que penalizar el médico”, indica.

¿Un referendo?

Fue cauteloso al opinar so­bre el planteamiento que han hecho algunos sectores de que el tema de las tres causales como eximentes para el aborto sea sometido a un referendo. Se basó en que desconoce la configu­ración jurídica de ese tipo de mecanismos en Repúbli­ca Dominicana.

Ante esta reacción, el di­rector del Listín, Miguel Fran­jul, aprovechó para explicarle que solo está contemplada en la Constitución del 2010 y que aún no ha sido aprobada la ley que lo regulará.

Luego se refirió al tema en sentido general, expre­sando su oposición a que ese tipo de consultas popu­lares versen sobre derechos fundamentales, en esta oportunidad para decidir si se protege o no el derecho a la vida, que en el caso de la República Dominicana es­tá consagrado en el artículo 37 de la constitución.

Y políticamente, precisó, sería muy peligroso, porque en países de la región, pre­valece un sistema de vota­ción muy clientelista y ten­dría consecuencias que no le parecen éticas.

CLAVES
Retraso.

Laje aspira a que la agenda que promueve la legaliza­ción del aborto en ciertas circunstancias se retrase, porque entiende que cada día que pasa se salvan mu­chas vidas. “Cada hora ga­nada estoy convencido de que salva vidas”, afirma.

Lucha.

Ha visitado República Do­minicana y otros países de Centroamérica en su lucha contra la interrupción del embarazo pues espera que en esta región se comien­ce a dar una reacción que ilumine y sirva de ejemplo.


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