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Si lo hacemos aquí somos racistas: Trump firma una orden ejecutiva para dar prioridad a los estadounidenses en la vacunación.

 

El presidente Donald Trump firmó este martes una orden ejecutiva para dar “prioridad a los estadounidenses” en la administración de vacunas contra la covid producidas en Estados Unidos, antes de proporcionar dosis a otros países. En caso de que hubiera problemas con las compañías farmacéuticas, advirtió, Trump invocará la ley de Producción de Defensa, promulgada al inicio de la guerra de Corea en 1950, que autoriza al presidente a exigir que las empresas prioricen contratos para productos considerados necesarios para la defensa nacional. La firma se ha producido en el transcurso de lo que llamó una “cumbre de la vacuna”, celebrada en la Casa Blanca, dos días antes de que la Agencia de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) se reúna públicamente el jueves para evaluar una autorización de uso de emergencia para la vacuna de Pfizer y BioNTech, que este martes ha empezado a administrarse, fuera ya del marco de un ensayo clínico, en el Reino Unido.

El presidente saliente, que ha convocado su comparecencia en la misma hora en que el presidente electo Biden presentaba al equipo al que ha encomendado la gestión de la crisis sanitaria cuando llegue a la Casa Blanca el 20 de enero, ha querido adjudicarse parte del mérito del rápido desarrollo de las vacunas contra la covid. No ahorró Trump superlativos. Habló de “un éxito increíble”, “un logro nacional monumental”.

La actividad pública del presidente estadounidense se ha reducido de manera dramática desde que perdió las elecciones del pasado 3 de noviembre, una derrota que aún se resiste a admitir, y sus intervenciones se limitan básicamente a difundir acusaciones falsas sobre un supuesto fraude electoral masivo que ni las autoridades estatales, ni los tribunales, hasta la fecha, han detectado. Así, la improvisada “cumbre de la vacuna” ha sido el único evento público del presidente este martes, y ha quedado deslucido por el hecho de que tanto Pfizer como Moderna, las dos compañías farmacéuticas estadounidenses entre las desarrolladoras de las vacunas más avanzadas, ha declinado la invitación de acudir a la reunión.

Acudieron a la “cumbre” el presidente, el vicepresidente Pence, miembros del equipo del coronavirus de la Casa Blanca y ejecutivos de compañías de venta de fármacos, distribución y logística. Nadie del equipo de transición del presidente electo Biden ha sido invitado, a pesar de que será la Administración del demócrata la que tendrá que gestionar el grueso de la operación de vacunación. Tampoco ha asistido el doctor Anthony Fauci, director del Instituto nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, que después de asesorar a la Administración de Trump, con quien ha tenido sonados desencuentros, será también consejero médico jefe de Biden.

Más allá del ejercicio de propaganda de un presidente deseoso de limpiar su criticada gestión de la crisis, el evento ha constituido un nuevo ejercicio de presión a la FDA para que proceda con las autorizaciones de emergencia. “Estamos a días de la aprobación por parte de la FDA”, ha dicho Trump, “les estamos presionando mucho”

La firma de la orden ejecutiva le ha permitido entonar de nuevo, a poco más de un mes de que se vea obligado a abandonar la Casa Blanca, su eslogan de America first (Estados Unidos primero). Predominaban, no obstante, las dudas este martes respecto al alcance o el tenor concreto de la orden ejecutiva. El propio doctor Moncef Slaoui, al frente de la operación Warp Speed (que se podría traducir como “enormemente rápido”), la iniciativa público-privada de Trump para acelerar la creación de una vacuna, ha asegurado por la mañana en la cadena de televisión ABC que no lo tenía claro. “Francamente, no lo sé, y francamente, voy a quedarme fuera de esto. No sé de qué va esa orden”, dijo.

La reunión se produce después de que se publicara que Estados Unidos perdió la oportunidad en verano de adquirir millones de dosis adicionales de la vacuna de Pfizer, lo que podría retrasar la distribución de la segunda tanda de vacunas hasta que los productores cumplan sus contratos con otros países. Se espera que en los próximos meses se distribuyan 100 millones de dosis de la vacuna, suficientes para inmunizar a 50 de los 328 millones de estadounidenses.

 elpais.com

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