Roberto Furcal y sus posibles aspiraciones presidenciales marcan gestión en el Ministerio de Educación.
Es como si se tratara de un efecto continuo que tiene el sistema educativo dominicano que atrae a la mayoría de los ministros que han pasado por ese despacho hacia la misma tentación de aspirar a la presidencia de la República Dominicana.
Esta vez la tentación estaría acompañando al
recién designado ministro de educación Roberto Furcal.
A todas luces de la historia, no conviene este
tipo de aspiraciones por parte de los ministros de educación, esto porque
sencillamente terminan creando proyectos personales que serían más importantes
que la transformación del sistema educativo dominicano.
El nivel de responsabilidad y compromiso hacia
la toma de decisiones para lograr la calidad educativa queda subyugada a la
complacencia partidaria y de sectores de poder cuando los ministros de
educación tienen en sus cabezas en llegar hacer presidentes.
El mejor ejemplo de esto lo podemos mostrar con
la actitud del ministro Roberto Furcal, en el sistema educativo, muy distinto
al proceder en comparación con los otros ministros del recién gobierno
iniciado. Su ojo lo puso no en la meritocracia de los puestos, sino en la
popularidad que pueda generar otorgando plazas de trabajos.
El inicio ha sido tan poco técnico que no ha
puesto su mirada en las fallas técnicas que generan bajos indicadores o en
aspectos positivos que producen avances en el sistema, su punto de partida ha
sido como repartir el ministerio tal y cual lo prometió en la campaña electoral
en todos los pueblos. Esta acción cuenta con la absoluta aprobación de la
presidenta de la ADP Xiomara Guante, quien como parte de un proyecto partidista
podría sacar provecho de la situación a expensa de abandonar las líneas
institucionales del gremio y el irrespeto al marco jurídico educativo.
Estas afirmaciones las sustentamos en las
revelaciones que hicieron los veteranos periodistas Dominicanos Altagracia Salazar
y Marino Zapete, quienes, como decenas de medios de comunicación,
organizaciones de prestigios y personalidades de renombres han catalogado el
inicio de la gestión de Roberto Furcal, muy distante a lo proyectado por Luis
Abinader en su visión de gobierno.
La clara intención de no establecer la cultura
del mérito y las competencias en los puestos claves del ministerio de educación
es la primera señal de debilidad que manda Roberto Furcal, no le interesa ni
los profundos cambios ni las verdaderas transformaciones, sino más bien llenar
a la sociedad con un sueño de querer un sistema de calidad, pero no basado en
realidades, sino en percepciones.
El sistema educativo necesita de importantes
cambios y reformas que deben iniciar por su marco jurídico que abarque su
completa reingeniería, sin embargo, su ambición no le ha permitido arrancar por
esa parte.
El ministro Roberto Furcal, en el inicio de su
designación expresó en diferentes medios de comunicación la ineficacia del
sistema, sin embargo, cuando tiene la oportunidad de enmendar los errores que
son las bases de esa ineficiencia educativa lo hace peor. Las informaciones que manejamos es que los
puestos que sí fueron tomados a partir de la evaluación de los méritos, ahora éste
lo quiere seleccionar con el dedo simplemente, en donde jubilados, pensionados
y dirigentes activos de ADP podrían ser la mayoría de los escogidos.
El comunicador Marino Zapete, criticó durante
la incoherencia de Roberto Furcal, que a la vez arrastra a Luis Abinader,
manchando su gestión.
Por último, nos apena mucho la suerte del
sistema educativo quien una vez más cae en la trampa del retroceso que genera
el indicativo modo de aspiración presidencial del ministro de turno. Hoy, tenemos un ministerio de educación
paralizado en las buenas acciones.
Señor ministro usted debe casarse con la
historia respetando la carrera, como lo está haciendo la Honorable procuradora
general de la República. El que quiera ser que espere los concursos y demuestre
capacidad.
Informativo Brisas del Sur
Su Director.
No hay comentarios
Comenta y aporta utilizando las reglas del respeto y la dignidad.